miércoles, 28 de noviembre de 2018
Bizcocho de ricotta y pomelo
¡Una receta más antes de empezar con la serie navideña! Y es que yo este año me he adelantado a nuestra costumbre de poner el árbol de navidad en el puente de diciembre y desde anoche ya luce en todo su esplendor en el salón. ¡Con un montón de adornos dorados y lucecitas, y alguno nuevo que caerá este año!
El bizcocho que os enseño hoy es una recta del libro de Aliter Dulcia "Pasteles con historia". Me lo regaló mi hermana por mi cumpleaños, y tengo que decir que me ha decepcionado un poco, porque no trae ninguna receta de las que esperaba. De todos modos, lo he estrenado con este bizcocho de ricotta y pomelo.
El queso ricotta es el equivalente italiano a nuestro requesón, como os contaba hace poco en la receta de la torta de ricotta. El pomelo rosa es un cítrico que me encanta, más dulce que el amarillo y cargadito de vitamina C. Yo suelo tomarlo en el desayuno, alternándolo con kiwis. Para esta receta utilizaremos uno entero, entre la masa y el glaseado.
He reducido un poco la cantidad de azúcar total que llevaba la receta, y no he puesto azúcar moreno.
Para el bizcocho de ricotta y pomelo:
viernes, 23 de noviembre de 2018
Flan parisienne
Hoy os traigo la receta del flan parisienne. Es muy difícil quedarse con sólo un pastel de los muchos que puedes probar en París, porque aquello es un auténtico paraíso para los golosos. Los escaparates de las pastelerías son una maravilla, con sus tartas en miniatura y sus macarons de todos los colores. Hace ya unos años que estuve allí, pero recuerdo, sobre todo, la tarta de frambuesas de Laduree, el paris- brest de La Pâtisserie des Rêves y los macarons de caramelo salado de Cyril Lignac.
Y, claro, los croissants y el flan parisienne que tenían en todas las panaderías en las que entramos.
Hoy le toca el turno al flan, un clásico francés que preparan con una masa quebrada y un relleno de crema horneada. No lleva caramelo, se caracteriza por su superficie dorada, más o menos tostada, según gustos. A mí no me gusta muy oscura, por lo que cuando veo que está doradita, tapo con papel de aluminio y sigo horneando, pero en Francia podéis encontrar superficies muy tostadas, casi negras.
No es una receta para hacer con prisa, ya que tanto la crema como la masa deben estar frías antes de meterlas al horno.
Si no os apetece hacer la masa, podéis utilizar hojaldre, pero os advierto que esta que os voy a poner está muy, muy rica. ¡Probadla!
La receta, con alguna modificación, es de un blog francés, Gallymini patisse y os recomiendo echarle un vistazo porque tiene verdaderas delicias.
He utilizado mantequilla, nata y leche sin lactosa. El molde es de 20 cm de diámetro, desmontable. Podéis utilizar uno de 22-23 cm, aunque la tarta quedará más bajita y puede que os baste con 50 minutos de horneado.
Para el flan parisién:
miércoles, 14 de noviembre de 2018
Cake de zanahoria y plátano
El fin de semana pasado se me apeteció comer bizcocho de zanahoria. En un principio pensaba hacer este de zanahoria y calabaza, pero entonces vi en el frutero un plátano de esos que ya están demasiado maduros y me dije ¡al bizcocho con él!
Creía que el sabor no se notaría mucho entre tanta zanahoria, pero sí que tiene un toque a plátano que nos encantó, así que ¡otra receta de carrot cake para el blog!
En esta ocasión, como no me quedaba queso en crema, le puse un glaseado con canela rico, rico, que también pasa a estar entre mis favoritos.
Yo lo cocí en la panificadora para no estar pendiente del horno, pero si lo preferís, podéis hornearlo a 180º, precalentado, unos 55-60 minutos. La cubeta de mi panificadora mide 13x22 cm. (Recordad que si usáis un molde redondo o más grande, tardará algo menos, al tener menos grosor la masa.)
Le he puesto harina de espelta integral. Suelo tenerla en casa para hacer pan, así que la utilizo mucho también en bizcochos. Podéis cambiarla por harina de trigo blanca, si lo preferís.
Para el cake de zanahoria y plátano:
domingo, 11 de noviembre de 2018
Torta de ricotta
Esta mañana me preguntaba si mediados de noviembre es buena fecha para ir compartiendo recetas navideñas... Porque el fin de semana pasado hice un panetone impresionante de bueno... Pero entonces recordé que aún tengo un par de tartas pendientes de publicar, así que voy a retrasar un poco la sesión navideña.
Y aquí tenéis una de las tartas, una torta de masa quebrada rellena de ricotta. Ricotta es un queso fresco italiano parecido a nuestro requesón, que va genial para elaborar cheesecakes o cremas de queso para relleno, como esta que os muestro hoy. Se puede encontrar en la mayoría de los supermercados, pero también hay un montón de recetas en internet para hacerlo en casa a partir de leche y nata.
La masa de la tarta no tiene ninguna complicación, se hace juntando los ingredientes secos con la mantequilla fría hasta formar migas o arena, y añadiendo entonces huevo, que nos permitirá formar una bola de masa. Podéis cambiar el azúcar por xylitol, si queréis una versión más ligera. En mi caso lo hice para que probase un trocito mi tío, que es diabético tipo 2 y el pobre se queda casi siempre sin tarta. (Ojo, que la harina ya lleva hidratos de carbono.)
Utilicé un molde desmontable de 22 cm de diámetro y casi 4 de alto
Para la torta de ricotta:
sábado, 3 de noviembre de 2018
Scones
¿Habéis probado los scones escoceses? El mes pasado hicimos una escapada a Edimburgo, y no me imaginaba que me fuera a enamorar de tal manera de una ciudad... ¡Y de sus dulces!
Y eso que los scones no son muy dulces... (De hecho, hay versiones saladas, como los scones de queso.) Se trata de unos panecillos que se toman habitualmente a la hora del té, abiertos y rellenos de mermelada y clotted cream, una nata con alta cantidad de grasa. A mí me gustan para desayunar, con queso crema y mermelada de fresas, como el que veis en la foto.
Dicen que su nombre proviene de "Stone of destiny", la piedra del destino donde eran coronados los reyes escoceses. El contraste entre la corteza ligeramente crujiente y el interior tierno es una maravilla... Yo los parto por la mitad y los pongo unos segundos en la tostadora para tomarlos tibios, ¡así están aún más deliciosos!
Además, congelan de maravilla. Yo me traje de Escocia un paquete que compré en un supermercado y los congelé individualmente, envueltos en film. Y cuando se me terminaron, no me quedó más remedio que ponerme a probar recetas.
He probado como media docena de recetas de scones... Y mi favorita es la que os pongo en este post. La compartió Isabel de Aliter Dulcia en su instagram, y los scones salen de maravilla. Eso sí, a mí me funciona mejor hacerlos con harina de fuerza y polvos de hornear (tipo royal) en lugar de utilizar harina leudante. También prefiero ponerles un poco de vainilla en vez de la ralladura de limón.
Para que los scones salgan bien, es importante que la mantequilla esté bien fría, y no amasarlos mucho. La elaboración no puede ser más sencilla: mezclar harina, azúcar y vainilla con la mantequilla fría en cubitos hasta tener unas migas. Añadir entonces la leche fría y mezclar sin amasar demasiado. Obtendremos una masa blanda que se pega un pelín a las manos. Entonces, la meteremos un rato a la nevera, unos 30 minutos, tapada con film, para extenderla mejor.
Os dejo la receta: (he utilizado leche y mantequilla sin lactosa)
Para los scones: (unos 9)
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