Este fin de semana, haciendo limpieza y recolocando libros por las estanterías, encontré una libreta con recetas que llevaba un tiempo desaparecida. Huelga decir que me la releí enterita, y se me despertaron las ganas de hacer estas pequeñas galletas, que recordaba tiernas y dulces con el toque de mermelada, que se les pone antes de hornear. Creo que esta deliciosa textura, que se desmiga en la boca, se la dan las dos yemas de huevo, en lugar de uno entero. Como esta semana empiezo un curso de macarons y voy a necesitar un montón de claras, con esta receta ya tenía excusa para utilizar unas yemas.
Así que esta mañana, que amaneció nubladísima y nos dejó sin día de playa, aproveché para hornear estas pastitas, y creo que a estas horas ya me he zampado cuatro o cinco... ¡Menos mal que son pequeñitas! Os pongo la receta, animaos a hacerla, creo que os gustará.
Para las pastitas con mermelada: