Mermelada de fresas con chía

A estas alturas seguro que ya habéis oído hablar de las semillas de chía y sus muchas propiedades: fuente de omega 3, fibra, hierro, calcio y antioxidantes. Son fáciles de digerir (se recomienda tomarlas molidas o hidratadas) y saciantes, ya que aumentan su tamaño al contacto con el agua. Y estas propiedades gelificantes son las que vamos a aprovechar para hacer una mermelada ligera, sin utilizar azúcar: solamente miel, edulcorante o una mezcla de ambos.

El único inconveniente de esta mermelada es que, al no llevar azúcar, no se conserva bien a largo plazo. Pero eso no es un problema, porque con estas cantidades os sale un tarro grande de mermelada que nos aguantará bien 10-12 días en la nevera.

La mermelada que veis en las fotos lleva una cucharada de miel y otra de edulcorante (xylitol, el azúcar de abedul). Podéis poner las dos cucharadas de xylitol, para una mermelada aún más ligera, o si es para diabéticos.

Para la mermelada de fresas y chía:

300 g de fresas
1 cucharada de zumo de limón
2 cucharadas de agua
1 cucharada de xylitol y 1 de miel (o las dos de lo mismo)
20 g de semillas de chía

Lavamos las fresas, les quitamos el rabito y las troceamos. Las ponemos con el agua, el zumo, el xylitol y la miel en un cazo, o en el vaso de la Thermomix.

Si la hacemos en el cazo, las cocemos a fuego medio 10-15 minutos, según lo deshecha que nos guste. Añadimos la chía, removemos y dejamos reposar 15 minutos antes de ponerla en el tarro.
En Thermomix: programamos 10 minutos a 100 grados y velocidad 1. Añadimos la chía, mezclamos 6 segundos a velocidad 2 y dejamos reposar 15 minutos antes de verterla en el tarro.

Cuando enfríe, metemos el tarro en la nevera.

Está riquísima con pan tostado o yogur. Os animo a probar también esta otra receta con chía, un pudding que os enseñaba aquí hace ya 4 años, cuando aún era difícil encontrar estas semillas en el supermercado. Podéis ponerle como topping vuestra fruta favorita, o añadir cacao a la leche para tener una versión de chocolate.