Antes de que el calor haga que nos parezca una locura encender el horno, os escribo esta receta de bizcocho para que os animéis a probarlo.
El café con leche y canela y un trozo de bizcocho casero es mi desayuno favorito en todas las estaciones, así que incluso los meses de verano me animo a hornear. (Bien es verdad que a veces los hago en la panificadora, que no me aumenta tanto la temperatura de la casa.)
El bizcocho que os traigo hoy es muy especial, muy rico en sabor, con el toque rústico de la harina integral. Lo he endulzado, además, con la pasta de dátiles que me enviaron para probar de Eos Nutrisolutions. No es la primera vez que endulzo con dátiles: en el blog tenéis la receta del toffee vegano pero el que yo hago es más líquido, como caramelo. Este, como veis en la foto, es la pasta concentrada. Para utilizarlo en bizcochos fácilmente, yo he metido la cantidad que iba a utilizar en el microondas con un poco de agua y lo he calentado unos segundos. Así es más fácil batirlo. Aconsejo no probarlo directamente del tarro...¡Porque os lo comeréis! Al menos, si os gustan los dátiles tanto como a mí. ;-)
He utilizado harina de espelta integral y, como me encantan los bizcochos con frutos secos, le he puesto un puñado de nueces "normales" y de macadamia troceadas. Es un bizcocho de miga densa, con el sabor ligeramente acaramelado de los dátiles y un toque de canela.
Mi molde es de silicona y mide 15 cm de diámetro en la base y 18 arriba, para que os orientéis con el tamaño, que siempre influye en el tiempo de horneado.
