Flan parisienne

Hoy os traigo la receta del flan parisienne. Es muy difícil quedarse con sólo un pastel de los muchos que puedes probar en París, porque aquello es un auténtico paraíso para los golosos. Los escaparates de las pastelerías son una maravilla, con sus tartas en miniatura y sus macarons de todos los colores. Hace ya unos años que estuve allí, pero recuerdo, sobre todo, la tarta de frambuesas de Laduree, el paris- brest de La Pâtisserie des Rêves y los macarons de caramelo salado de Cyril Lignac.
Y, claro, los croissants y el flan parisienne que tenían en todas las panaderías en las que entramos.

Hoy le toca el turno al flan, un clásico francés que preparan con una masa quebrada y un relleno de crema horneada. No lleva caramelo, se caracteriza por su superficie dorada, más o menos tostada, según gustos. A mí no me gusta muy oscura, por lo que cuando veo que está doradita, tapo con papel de aluminio y sigo horneando, pero en Francia podéis encontrar superficies muy tostadas, casi negras.

No es una receta para hacer con prisa, ya que tanto la crema como la masa deben estar frías antes de meterlas al horno.
Si no os apetece hacer la masa, podéis utilizar hojaldre, pero os advierto que esta que os voy a poner está muy, muy rica. ¡Probadla!
La receta, con alguna modificación, es de un blog francés, Gallymini patisse y os recomiendo echarle un vistazo porque tiene verdaderas delicias.
He utilizado mantequilla, nata y leche sin lactosa. El molde es de 20 cm de diámetro, desmontable. Podéis utilizar uno de 22-23 cm, aunque la tarta quedará más bajita y puede que os baste con 50 minutos de horneado.

Para el flan parisién:

Masa:
  250 g de harina
  25 g de almendra molida
  100 g de azúcar glas
  140 g de mantequilla fría
  1 pizca de sal

Ponemos la harina, la almendra, el azúcar y la sal en un bol. Echamos encima la mantequilla fría en cubitos y amasamos con la punta de los dedos formando migas. Añadimos una cucharada de agua y amasamos haciendo una bola.
Thermomix: ponemos en el vaso harina, almendra, sal, azúcar y mantequilla fría en trozos. Programamos 10 segundos a velocidad 6. Añadimos una cucharada de agua y repetimos.

Estiramos la masa entre papel de hornear y forramos con ella fondo y lateral del molde.
Envolvemos en film y guardamos en la nevera varias horas, o toda la noche. Podéis, incluso, meterla en el congelador.

Para la crema:
  800 ml de leche
  200 ml de nata líquida (sirve de cocinar o de montar, la que queráis)
  180 g de azúcar
  1 vaina de vainilla
  4 huevos M
  90 g de maicena

Ponemos en un cazo la leche, la nata y las semillas de la vaina de vainilla. Llevamos a ebullición y retiramos del fuego. Batimos los huevos con el azúcar y la maicena. Vamos añadiendo la mezcla de leche y nata, removiendo, y cuando hayamos añadido toda, pasamos la mezcla de nuevo al cazo y lo ponemos otro poco al fuego, sin dejar de remover, hasta que espese.
Thermomix: ¡mucho más sencillo! Ponemos todo en el vaso y programamos 10 minutos, 90º, vel. 3 y 1/2.
Pasamos la crema a un bol y cubrimos con film, en contacto con la crema para que no haga costra. Dejamos enfriar. (Yo lo metí en la nevera toda la noche, igual que la masa base.)

Montaje:

Precalentamos el horno a 180º, calor arriba y abajo.
Ponemos la crema en el molde, hasta el borde de la base. (Si os sobra un poco de crema, os la coméis como si fueran natillas, como hice yo, ¡está muy buena!)
Horneamos 60 minutos. (Si se tuesta más de lo que os gusta, tapad con papel de aluminio.)
Es normal que la tarta se hinche un poco y baje después.
Sacamos del horno, dejamos enfriar y ¡ MUY IMPORTANTE! refrigeramos al menos 4 horas antes de desmoldar. En ese tiempo, al enfriar, la tarta adquiere más consistencia, igual que las cheesecakes.

Y a disfrutar...