Bizcocho de ricotta y pomelo

¡Una receta más antes de empezar con la serie navideña! Y es que yo este año me he adelantado a nuestra costumbre de poner el árbol de navidad en el puente de diciembre y desde anoche ya luce en todo su esplendor en el salón. ¡Con un montón de adornos dorados y lucecitas, y alguno nuevo que caerá este año!

El bizcocho que os enseño hoy es una recta del libro de Aliter Dulcia "Pasteles con historia". Me lo regaló mi hermana por mi cumpleaños, y tengo que decir que me ha decepcionado un poco, porque no trae ninguna receta de las que esperaba. De todos modos, lo he estrenado con este bizcocho de ricotta y pomelo.

El queso ricotta es el equivalente italiano a nuestro requesón, como os contaba hace poco en la receta de la torta de ricotta. El pomelo rosa es un cítrico que me encanta, más dulce que el amarillo y cargadito de vitamina C. Yo suelo tomarlo en el desayuno, alternándolo con kiwis. Para esta receta utilizaremos uno entero, entre la masa y el glaseado.
He reducido un poco la cantidad de azúcar total que llevaba la receta, y no he puesto azúcar moreno.

Para el bizcocho de ricotta y pomelo:

3 huevos
200 g de azúcar
250 g de ricotta
Zumo de medio pomelo rosa
Ralladura del pomelo (al gusto)
250 g de harina de trigo
2 cucharaditas colmadas de levadura química, tipo royal

Precalentamos el horno a 180º.

Batimos los huevos con el azúcar unos minutos, hasta que estén esponjosos. (Yo lo hice en la Thermomix, 3 minutos a velocidad 3 y 1/2 con mariposa.)
Añadimos ricotta, zumo y ralladura de pomelo y batimos. (TMX: 1 minuto, vel.3 y 1/2)
Agregamos la harina mezclada con la levadura y batimos lo justo para integrarlas. (TMX: sin mariposa, 10 segundos a vel.4)

Ponemos la masa en el molde. El mío es de silicona, por lo que no necesito engrasarlo.
Horneamos unos 45-50 minutos, hasta que al pinchar con un palillo salga limpio. (Si utilizáis un molde alargado, tipo cake, tardará algo más.)

Cuando enfríe, lo glaseamos.

Para el glaseado de pomelo:

Ponemos en un cuenco azúcar glas y vamos añadiendo el zumo del medio pomelo que nos quedaba, removiendo, hasta que tengamos la glasa con la consistencia que nos guste.
Yo lo he dejado bastante líquido. Si queréis que quede más espeso, necesitaréis más azúcar glas, para que os quede con una aspecto casi de pasta de dientes.
Extendemos el glaseado sobre el bizcocho y dejamos secar.