Un paseo por las Catacumbas de París

Ningún fecha podría ser mejor que la de hoy, noche de Halloween, para contaros nuestra visita a las Catacumbas de París.

 Imaginaos: París, finales del siglo XVIII: Los cementerios de la ciudad estaban saturados a causa de la peste, y el inadecuado manejo de los cadáveres empezaba a producir enfermedades en los vecindarios cercanos, sobre todo en la zona de Les Halles. Entre la policía y el inspector general de minas, decidieron solucionarlo transformando las antiguas canteras, (cuya piedra caliza se había utilizado para construír Lutecia, nombre de París en la época galorromana) en un gigantesco osario subterráneo.
Durante meses, numerosos carruajes atravesaron la ciudad durante la noche, transportando los restos de seis millones de personas desde los cementerios a su última morada: las catacumbas.

La visita a las Catacumbas de París se ha puesto de moda en los últimos años, tanto que recientemente han ampliado su horario de visita de 10 de la mañana a 8 de la tarde. La entrada se encuentra en la Plaza Denfert-Rochereau, en el 14 arrondisemente (zona de Montparnasse), frente a la estación del metro.
Llegamos a las 9:30 de la mañana, y ya había una larga cola de personas esperando para entrar, aunque calculé con alivio que sólo eran unas 100. Y digo "sólo" porque la estancia en las catacumbas está restringida a 200 personas a la vez, con lo que la espera para entrar aumentaría.
Mientras Tino hacía cola, yo atravesé el parque para comprar el desayuno en una boulangerie Paul. (Error: mal café, peor chocolate caliente y pésima bollería!!! Aunque el pan tenía buena pinta...)
A las 10:30, cuando llevábamos ya una hora haciendo cola, conseguimos entrar. Pagamos los 10 euros de cada entrada y comenzamos a bajar los 130 escalones hasta la red de túneles (Son unos 300 km de galerías, de los que sólo una pequeña parte está abierta al público).

Por el camino, varios grupos de carteles explican la historia de París y la formación del suelo de la ciudad.

 Abajo hay mucha humedad, lo que hace que la sensación térmica sea muy inferior a los 14ºC de temperatura constante que hay en las catacumbas, así que íbamos preparados con jersey y unas buenas botas, muy necesarias, ya que el suelo es resbaladizo en muchas zonas.

A la entrada, una inscripción, con palabras del poeta Jacques Delille, nos avisa: "¡Detente! He aquí el imperio de la muerte." Y durante los 45 minutos siguientes, nos pareció sumergirnos en el escenario idóneo para una novela de Edgar Allan Poe...

Caminamos por las galerías donde yacen los restos de seis millones de personas... Toneladas de huesos, organizados en muretes de fémures, tibias y calaveras tras los que se apilan el resto de los esqueletos.

Carteles de piedra nos indican los cementerios de procedencia de los huesos, dispuestos a veces con una decoración romántico- macabra...

Por el camino, otros carteles en piedra reproducen fragmentos de poemas o escrituras sacras, en francés o en latín, como este que nos conmina a acordarnos del Creador antes de que lleguen los días malos...

Dicen que durante la segunda guerra mundial, miembros de la resistencia francesa usaban este sistema de túneles. En los años 80, grupos punks descubrieron los accesos y empezaron a explorarlos y a organizar en ellos fiestas ilegales.

 Las referencias a las catacumbas también aparecen en películas, videojuegos y libros, como la novela de Anne Rice "Lestat el Vampiro", donde eran lugar de reunión de los vampiros franceses... El escenario, desde luego, se presta a imaginarlo...

(Todas las fotos son de Tino García)