Soy una enamorada se estos pequeños panecillos desde que los probé en Escocia hace un par de años, con su relleno de clotted cream y mermelada. Aquí es más difícil conseguir tarros de clotted cream, pero para mí no es problema porque los prefiero con queso de untar, sobre todo si es el de la marca Arla sin lactosa.
Esta receta es un poco diferente de la masa de scones que hago habitualmente, porque no tenía suficiente mantequilla y tuve que compensarlo aumentando la cantidad de leche. Los arándanos los utilicé congelados y los añadí al final a mano, colocándolos entre la masa, para que no se rompieran y me la tiñeran de morado. También podéis utilizar arándanos secos, que son más fáciles de manejar.
Para los scones de arándanos: