¡Buenos días! ¿Desayunamos? Hoy es 13 de noviembre, Día de las Librerías. ¡Ya sabéis que ahora hay un día para todo! Os confieso que aunque me encanta leer, y hasta que no tenga piso propio, últimamente sólo compro en papel libros de cocina. El resto, quitando alguno que me entusiasme mucho tener, los leo en versión kindle: la falta de espacio para libros es un problema, ¡ya no tengo dónde meterlos! Cuando me vine de Galicia a Oviedo doné un montón de libros a la biblioteca, porque era imposible hacerles sitio aquí. (La selección fue muy dura, creedme.)
Como os decía, los libros que siempre necesito tener en papel son los de cocina. Tengo una estantería kallax de ikea sólo para ellos (otro día hablaremos del almacenaje de moldes y enseres reposteros, que el tema da para rato...) y me encanta hojearlos, olerlos (¡ay, el olor a libro, qué maravilla!) mirar las fotos, decidir el orden para probar las recetas...
Mis últimos amores son el libro de Esbieta, que me regalaron, y el de Natalia Osorio, que ya lleva un tiempo publicado y aún no comprendo cómo es que no lo tenía. Fue verlo en la librería, hojearlo y traerlo para casa sin pensármelo dos veces. Gracias a estos dos libros estoy redescubriendo mi amor por las masas levadas.
Hoy os enseño el pan de limón del libro de Natalia, "Con harina en mis zapatos". Os recomiendo muchísimo tanto el pan como el libro: tengo que contenerme para no hacer una receta diaria, porque en casa explotaríamos.
Este pan-brioche tiene una miga deliciosa y se conserva blandito para el día siguiente. No lleva ni mucha azúcar, ni mucha mantequilla, ni muchos huevos: es perfecto. Si sólo sois dos en casa, como es mi caso, podéis congelarlo en rebanadas, aunque si os dura varios días estará delicioso tostado con mermelada, y también podréis usarlo para unas torrijas gourmet.
En el libro podéis ver la elaboración tradicional. Yo os voy a dejar cómo lo hice utilizando la panificadora, mi ayudante preferida para las masas de panadería.
Para el pan brioche de limón: