El año pasado nos dio por celebrar los cumpleaños de los amigos comiendo en La Tagliatella. La mejor parte era la del brindis con los chupitos de limoncello frío, que estaban buenísimos, y una de las veces, a Tino se le metió en la cabeza que tenía que aprender a hacer el limoncello casero.
Y aquí lo tenéis. Ya vamos por la segunda botella, en la que ha perfeccionado la receta, y consideramos que ya está afinada para compartirla en el blog.
El limoncello es un licor dulce que se obtiene macerando la corteza de limón en licor y almíbar. Es originario de la región italiana de Campania, elaborado sobre todo con limones de la Costa Amalfitana.
Nosotros tenemos limones procedentes de la costa asturiana, peeero como tienen una piel gruesa y rugosa, optamos por comprarlos y lavarlos y secarlos bien, para eliminar la capa encerada que suelen traer. En la elaboración tardamos un mes, ya que, en la primera parte, maceramos las pieles de los limones en vodka y, posteriormente, colamos y mezclamos el líquido con un almíbar.
Vamos con la receta:
Para el limoncello:
La piel de 8 limones (sólo la parte amarilla)
700 ml de vodka (corriente, el nuestro era de marca blanca)
350 ml de agua y 350 g de azúcar para el almíbar
Lavamos bien, secamos y pelamos los limones, procurando coger la parte amarilla, con lo menos del interior blanco (¡amargo!) posible. Metemos las peladuras en una botella o tarro con vodka y dejamos reposar un mes protegido de la luz, agitando la botella un par de veces por semana. Veremos que va tomando un bonito color amarillo.
(La botella de vodka que compramos venía sin regulador y era de un litro, por lo que sólo tuvimos que sacar una parte del vodka para que nos cupieran las peladuras de limón, de ahí la cantidad de 700 ml.)
Pasado el mes, o al menos 20 días, preparamos el almíbar poniendo el agua y el azúcar en un cazo a fuego medio, removiendo hasta que el azúcar se haya disuelto. (Podemos hacerlo en la thermomix, programando 15 minutos a 100º y velocidad 1, con el cubilete puesto para que no evapore.)
Dejamos enfriar. Colamos la maceración de vodka y limones y mezclamos este líquido con el almíbar.
Rellenamos la botella (nos sobró para una pequeñita) y dejamos reposar un par de días.
Nosotros lo tenemos siempre en la nevera, nos gusta bien frío. Como veis, la elaboración es muy sencilla, sólo tenemos que tener en cuenta los días que tardan en macerar las pieles de limón en el alcohol. Probadlo y me contáis.
Para aprovechar el zumo de todos esos limones que hemos pelado, os dejo los enlaces a varias recetas, como el lemon curd, la cheesecake de limón, las lemon bars o cuadrados de limón (geniales para llevar a un picnic), el cake de limón con ginebra y cardamomo, un brownie de limón sin gluten, o el siempre delicioso cake de limón con semillas de amapola.
Tengo varias recetas en pendientes para hacerlo pero por una cosa u otra no me pongo a ello y mira que me gusta,aun me queda un poco del que me trajo mi sobrino de Italia en la nevera.
ResponderEliminarCon tu permiso too nota a ver si me pongo de una vez hacerlo, se ve divinisimo.
Bicos mil y feliz finde wapisima.
A mi me lo traen ya hecho desde Italia...jjj...y está bueníiiiiiisimo. Probaré la tuya...a ver si lo exporto... y les hago la competencia. Besines||||
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